viernes, 9 de marzo de 2012

Los tatuajes y la discriminación laboral

Recientemente estaba en la cafetería de una empresa y escuché una conversación en la mesa de al lado; no pude dejar de mostrar mi interés, pues estaban tratando un tema que me llamó mucho la atención: “no la quieren contratar pues la sorprendieron con un tatuaje”.
Me acerqué a preguntar sobre lo que creí haber escuchado y en efecto me confirmaron lo dicho, una chica no puede ser contratada por tener un tatuaje en la espalda. Resulta que esa empresa tiene estrictas políticas sobre el tema. Me explicaron que en la solicitud de empleo, te preguntan si tienes tatuajes y “piercings”. La chica de la que estaban hablando – que era amiga de una de ellas - dijo que no los tenía, solamente que en una de las entrevistas finales la descubrieron y la consecuencia es que no la quieren contratar.
La historia no termina ahí; después de varias negociaciones, lo que consiguió la chica es que le dieran una prórroga para quitarse el tatuaje. Vendió su coche y pagó los servicios de un experto para remover el tatuaje; ahora que ya no lo tiene acaba de firmar su contrato.
Antes de interesarme por el tema, nunca me imaginé los escenarios que iba a encontrar. De acuerdo con testimonios de jóvenes universitarios, me comentan que la discriminación que sufren – en casa, escuela o para conseguir trabajo - llega a extremos pavorosos: varios de ellos se han quedado con cicatrices porque sus padres les han arrancado un piercing, pero también por sí mismos se han infringido lesiones graves cuando han intentado borrar, con ácidos, ese tatuaje que les ha impedido conseguir un empleo.
Jorge Alberto, estudiante de Arquitectura en la UNAM, tiene cuatro tatuajes y al preguntarle por qué se los había hecho, simplemente me respondió “por que me gustan”. José Luis, un Ejecutivo de Mercadotecnia de una empresa con la que he trabajado me dice “yo tengo ocho tatuajes y no creo que tenga nada de malo”. En efecto, tampoco creo que tenga nada de malo, hemos estado en varias juntas profesionales y su desempeño es impecable; es más, nunca me hubiera pasado por la mente que tuviera el cuerpo tatuado.
Encontré una encuesta realizada por un dueño de una tienda de tatuajes y perforaciones en México, Dante Salomo; la muestra es pequeña: participaron 598 personas de todas las edades, 214 mujeres y 384 hombres; sus encuestados manifestaron haber sufrido distinción, restricción, exclusión, represión y violencia verbal y física por llevar un solo tatuaje o tener una perforación.
Según sus datos, la mayor discriminación la sufren los jóvenes y no tan jóvenes en el trabajo, porque no pueden conseguir un empleo; justo al pasar al examen médico son rechazados.
De acuerdo a sus conclusiones, Salomo menciona que "sigue el estigma de que personas perforadas o con tatuajes tienen un serio riesgo para adquirir VIH". En una comida “entre amigos” pude descubrir que el tabú de “las enfermedades” sigue presente. Hay personas que piensan que por hacerte un tatuaje, te van a contagiar de SIDA, hepatitis o Virus de Papiloma.
Jorge Alberto me comenta que cada tatuaje que se ha hecho ha sido en condiciones bastante controladas; el tatuador ha usado guantes de doctor y las agujas que ha usado siempre han sido nuevas, las han abierto delante de él.
El tema me pareció tan interesante que lo voy a dejar en pausa. Espera más datos y mis conclusiones finales en la siguiente entrega…
Alfredo Garay Morillo
Coach para la búsqueda de empleo
@alfgaraym

No hay comentarios:

Publicar un comentario