Daniel terminó la carrera de Economía en el ITAM, a pesar de haber estudiado en una escuela "corporativa y de negocios" decidió trabajar para un despacho de diseño gráfico. Empezó haciendo de "todo un poco" ya que se pudo dar cuenta desde su llegada que era una empresa con mucho potencial, por lo que no tuvo miedo de encargarse de labores simples como: sacar copias, abrir el despacho por la mañana, quitar la alarma de la oficina, encargarse del mensajero, llevar las cuentas de banco, etc.
El despacho era pequeño pero como hacían campañas muy creativas e innovadoras para el mercado, empezó a crecer muy rápido; se formó un grupo de trabajo donde todos reunían la misma característica: no importa lo que hagas lo tienes que hacer con pasión, y esa pasión los mantuvo unidos en la oficina e incluso hasta en las fiestas.
Como era de imaginarse, tuvieron un crecimiento superior a lo esperado y algunas cosas se salieron un poco de control. Todos estaban muy contentos con lo sucedido hasta que vinieron los "cambios", entre ellos un nuevo Director Creativo que llegó a ordenar algunas cosas, los nuevos retos no podían ser soportados con esa mezcla de gente joven tan apasionada, ahora se pedía que tuvieran cada vez más los pies en la tierra.
Los cambios siguieron, gente que salió de la empresa, gente nueva, mayor orden en los proyectos y según Daniel se perdió la identidad original del despacho.
Daniel está convencido de que tus sueños te pueden dar de comer, solo que se acerca a mi y me pregunta ¿cómo lidiar con alguien que, mata la esencia con la que el despacho contaba?, ¿hasta que punto en tu carrera profesional tienes que hacer a un lado tanta pasión y empezar a dedicarte a "trabajar", pues siempre hay que sacar "lana" para pagar las cuentas?, ¿hasta que punto dejas de ser tu para satisfacer necesidades profesionales de alguien más?. Todas estas preguntas surgen ya que el nuevo Director Creativo impuso también un nuevo método de trabajo, menor confianza, menor comunicación, mayor orden y disciplina.
Daniel me comenta: "es difícil conciliar el cariño a una profesión cuando hay Jefes que cada mañana te recuerdan que hay "niveles", que no todos somos iguales y su trato es déspota con cualquiera que se le cruza en su camino, es muy difícil cuando se pierde una dinámica sana de trabajo".
El trabajo es ambas cosas: pasión y disciplina; coincido con Daniel en que los sueños te pueden dar de comer, sin olvidar que las empresas tienen que ser rentables, por lo que es necesario que exista orden y dirección. La solución existe cuando hay un balance en los procesos y te mantienes fiel a tus ideales. Si eres jefe tu responsabilidad es buscar ese balance, sacar el amor a la profesión de tu gente y equilibrarlo con las demandas corporativas, por eso estamos tan carentes de buenos líderes; más del 60% de los mexicanos piensan, igual que Daniel, que su jefe no sabe hacer ese trabajo.
En México hay escasez de líderes, los que son Jefes se enfocan a conseguir resultados olvidando que a ellos se va a llegar sólo si trabajas en conjunto con las personas, no hay que olvidar que las empresas por si solas no existirían, requieren de gente para operar y la gente es un conjunto de conocimientos y emociones, los conocimientos son importantes, adicional a ellos si un líder maneja adecuada y sanamente las emociones de sus colaboradores puede conseguir mucho más de lo que es capaz de imaginar.
Hay estudios que demuestran que las empresas consiguen mayores resultados de negocio cuando sus colaboradores se sienten “a gusto” en el lugar en el que trabajan, cuando sus labores se hacen en un ambiente de confianza, cuando hay comunicación en ambos sentidos, cuando son tratados y valorados como personas, cuando son partícipes de los objetivos, cuando hay prácticas institucionalizadas para reconocer el esfuerzo individual, cuando se es equitativo en la distribución del trabajo, en fin, cuando eres un líder en vez de un jefe, ¿gran reto verdad?.
Alfredo Garay Morillo
Coach para la búsqueda de empleo
@alfgaraym
No hay comentarios:
Publicar un comentario